Por su estilo y por su trabajo, Glaser dejó un legado permanente.
Los diseñadores seguimos de luto con la partida de uno de los pilares del diseño contemporáneo de los últimos 50 años. Milton Glaser dejó este mundo el 26 de julio del 2020, pero para nuestra suerte, su legado e inspiración quedará presente por muchos años más.
Conocido por sus diseños como el logotipo de “I Love NY” y el legendario póster de Bob Dylan, el conocimiento de Glaser no se limita al diseño. Estudió artes en Italia, impulsó la agencia Push Pin Studios con sus ideas frescas, co-fundó New York Magazine con Clay Felker, tenía práctica en el diseño arquitectónico, escribió libros y dirigió cortometrajes; en resumen, un polifacético con ganas de comerse al mundo.
El legado de Glaser será tan grande que hasta las personas ajenas al diseño se han visto influenciadas por su trabajo. Su firma está más presente en la cultura actual que lo que muchos tendrían conocimiento. La línea gráfica de la campaña de Obama y la publicidad de Mad Men son de su autoría, pero vemos como su estilo está proyectado en piezas diversas como logos, ilustraciones e incluso en filtros para redes sociales. Esto sin contar el sinnúmero de adaptaciones que se hicieron con la campaña turística de Nueva York; la idea era tan simple y certera que le resultó muy fácil ajustar a cualquier persona el mensaje y de ahí salieron miles de “I Love [inserte iniciales aquí]”.
El legado de Glaser se queda como influencia para nosotros los diseñadores como la libertad de no tomar tan en serio las teorías que alguna vez nos enseñaron, la idea de que lo sobrio y lo simple eran la apuesta segura para una empresa grande no seguiría por mucho tiempo.
Los colores intensos y las formas orgánicas que nos parecen tan comunes usar hoy en día, alguna vez fueron rechazados; fue tarea de la generación sesentera de diseñadores hacer ver que en esos trazos tan elocuentes y disparatados se encontraba una maquetación y un razonamiento.
En lo personal, una de las habilidades que más me sorprende de Milton Glaser, al igual que muchos otros grandes nombres de esos tiempos, es la capacidad de conceptualizar y hacer funcional el diseño sin tornarse aburrido.
Esta aptitud en los diseñadores es una de las más importante, pero no cualquiera la desarrolla. Puedes ser un diseñador que al momento de plasmar sea el más hábil y tu trabajo sea impecable, pero esto de nada sirve si el concepto es malo o incorrecto.
El matrimonio entre estas dos habilidades para mí es la clave del diseño, si dominas ambas, tu trabajo siempre será exitoso.
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