Hablando sobre la complejidad de un nombre sencillo y memorable.

Antes que nada, repasemos un poco sobre lo que ya vimos acerca de la creación del nombre y, consecuentemente, de la marca:

1) No hay nombres “malos”, sino malas estrategias.

2) Generalmente compras lo que conoces, y la marca te da la confianza de lo que te brinda un producto.

3) En una o dos palabras, la marca captura la esencia del producto, del servicio o empresa.

Es como tu mente identifica, categoriza y llama.

Tipos de marca según su naming

A las marcas las podemos agrupar en tres categorías, de acuerdo a su nombre:

Nombres Descriptivos: Aquellos que indican cuál es el producto, servicio o idea. Ejemplo: History Channel.

Nombres Sugestivos: Aquellos que indican cómo es el producto y lo que puedes obtener o experimentar. Ejemplo: Suavitel.

Nombres Abstractos: Aquellos que darán vida y sentido a la marca. Ejemplo: Uber o Bluetooth.

También puede tratarse de una categoría mixta. Champion es descriptiva; Nike es abstracta y Under Armour esta entre descriptiva y sugestiva…

Para el caso del desarrollo del nombre, se requiere -pudiéramos decir- explorar más “caminos”. Aquí van cinco de ellos.

Camino 1: Usar palabras o nombres reales, basados en personajes o sucesos con una historia. Carlos V, o Starbucks son un buen ejemplo.

Camino 2: Construir palabras relacionadas con la actividad principal como Construrama o Instagram.

Camino 3: Inventar palabras, crear esa nueva idea que, tomando de base las características o filosofía de la empresa, como Accenture (Accomplish-Century-Future).

Camino 4: Otra opción muy utilizada, muy ochentera, es usar acrónimos o las iniciales de un nombre. Generalmente de provienen de un nombre más largo, como CETYS, en referencia al Centro de Enseñanza Técnica y Superior o la legendaria International Business Machines, hoy IBM.

Camino 5: Desafiar las reglas ortográficas deliberadamente, jugando o eliminando letras como Flickr y Krispy Kreme.

Ya con estos antecedentes, podemos analizar cómo se desempeñan las marcas en nuestra industria o sector de negocio, y así, empezar por explorar los caminos expuestos.

Un poco de la historia de los nombres

En México -por muchos años- fue una tendencia la creación de nombres que se escucharán en inglés. Nuestra idiosincrasia “malinchista” nos hacía percibir que lo hecho en Estados Unidos era mejor. Hoy en día, esa tendencia del uso del inglés ha ido en desuso, y a la vez, han ido creciendo los extranjerismos por el sentido global de las marcas.

Un caso específico que nos puede servir de ejemplo es con la marca de nieves Häagen-Dazs, que sí bien no tenía un significado específico salvo que sonará Danés -un requisito impuesto por el dueño- formuló su propio sabor y lo combinó con un empaque distintivo, logrando el liderazgo del mercado; pero además, creando la categoría de nieve “súper premium”.

Es oportuno apuntar que, como suene el nombre, sin duda ayudará a posicionar la marca en la mente del consumidor y podrá servir de indicador de lo que puede esperarse del producto.

Otro punto a destacar es que cuando utilizas una palabra en concreto que “pinte” o “proyecte” una imagen, le ayudará a ser memorable, ya que frecuentemente estimularán la imagen que tenemos en nuestras mentes.

Ahora sí, ¡a crear el nombre inolvidable!

Como dijimos al inicio de esta serie de artículos, crear el nombre de tu marca ya no puede ser resultado de una ocurrencia. Existen estructuras y procesos para la generación de ideas que realmente perduren en el tiempo, sin perder de vista que es el producto o la empresa lo que hace exitosa a una marca.

Podemos concluir que mientras más sencillo el nombre, es mejor. Google, Amazon, Cruz Roja, Siri, son ejemplos claros. Pocas palabras para un producto o servicio complejo sí da resultados. Las marcas sencillas con más frecuencia son las más difíciles de olvidar, y sí sabemos acompañarlas de un buen slogan, podrán distinguirse más.

Empecemos, pues.