Te damos 6 tips para que puedas darle a tu marca un nombre funcional y único.

Estas últimas semanas hemos tratado todo lo que tiene que ver con la estructura de la metodología para crear el nombre de la marca, del servicio o de la empresa.

Y la reflexión final sobre esto es… ¿Qué haríamos si no tuviéramos nombres? ¿Qué tan difícil sería movernos en nuestra sociedad?

Lo mismo pasa con el nombre de las marcas, ya que estos ayudan a los consumidores a elegir mejor. Es un “shortcut” para una buena decisión; y es esta decisión donde nace la conciencia, gusto, y lealtad por las marcas.

Como lo comentamos, un buen nombre ayuda a establecer el tono-personalidad de un producto, servicio o compañía, así como beneficios o atributos. Esto, a través del tiempo y con el uso constante, llega a convertirse en un valioso activo y propiedad intelectual para la empresa.

Por esto, el nombre es más que solo arte. 

¿Qué te podemos recomendar para “poner el nombre”?

En este sentido, me gustaría compartir algunos tips:

1. Iniciar una nueva empresa o lanzar un nuevo producto requiere de un proceso clara y sistemáticamente bien definido. Desde el desarrollo del concepto hasta la implementación. Crear el nombre es igual, hay que analizar cómo empata con los fines del negocio; en pocas palabras, hay que “pensarla bien”, aún después de seleccionarlo.
2. Definir las fechas críticas y calendarizar alrededor de estas.
3. Realizar las búsquedas fonéticas al inicio para ver la factibilidad del proceso de registro de marca.
4. Como en todo, hay que recurrir a los profesionales, que si bien representará un costo, la mayoría de las veces su conocimiento y experiencia ahorran tiempo y dinero.
5. Las empresas no invierten tiempo suficiente en definir y acordar el rol estratégico del nombre, por eso no hay malos nombres sino malas estrategias. No hay que olvidar que el nombre es tan estratégico como creativo.
6. Establecer claramente los objetivos, esto ayudará a evaluar y seleccionar mejor el nombre.

Por eso el nombre importa, ya no puede ser resultado de una ocurrencia, sino de una buena estrategia y visión de negocio.

¡Muchas gracias por leernos! Saludos y estamos a sus órdenes.