El golf es algo que se “ve” fácil de jugar, pero no es hasta que uno está frente a la diminuta y blanca pelotita, cuando que se da cuenta de qué tan difícil puede llegar a ser pegarle bien y además, pegarle bien constantemente.
Un buen jugador de golf, es uno que repite y repite su swing, bajo una consistencia… que sigue su rutina de preparación. Uno que, además, antes de pegarle a la bola, considera variables; cómo sopla el viento, si hay obstáculos, si hay árboles, lagunas o trampas de arena, que estorban la trayectoria de la bola… Según, sean las características del jugador, este selecciona sus bastones adecuados para sus tiros largos, los tiros cortos, para salir de las trampas de arena y el putt para coronar un hoyo bien jugado.
Así es el proceso creativo estratégico. Generar buenas ideas requiere de desarrollar una buena técnica, de contar con información clave para desarrollar un exitoso concepto creativo. De ser consistentes, de tener la paciencia, tiempo y recursos para estudiar y planear cada acción que se decide para explorar nuevos conceptos y arriesgar en la búsqueda de mejores resultados.
Tenemos la obligación de proponer campañas de publicidad que sean medidas en función de los resultados en ventas, en participación de mercado… en imagen y posicionamiento de nuestra marca, producto o servicio.
Un buen jugador de golf es aquel que hace menos golpes para ganar y por lo tanto, tiene menor hándicap. Es aquel que utiliza mejor sus bastones. Igual con la creatividad estratégica… Hay que saber cómo lograr los objetivos optimizando los herramientas y recursos disponibles.
Mejoremos el handicap de nuestras empresas, planeemos e impulsemos acciones de mercadotecnia integrales y orientadas al crecimiento de nuestras marcas mediante la satisfacción real de los clientes.
Debemos planear mejor nuestro juego, contando con mayor y mejor información que genere soluciones más creativas, más diferenciales, y que a su vez generan rendimiento.
Y como el golf, después de cada round de 18 hoyos, hay que medir los resultados, detectar errores y áreas de mejora, comparar condiciones; y de nuevo, regresar a la sesión creativa para planear la siguiente ronda.
Planear no es fácil, pero sí necesario. Queremos jugar bien en los mercados donde competimos, hay que hacer la tarea, ir a la mesa de práctica, ir con el entrenador de swing, probar los bastones y medir cuáles nos dan mejores resultados y en qué condiciones.
Claro, todo esto sin dejar de practicar el putt para los momentos cruciales. Jugar una buena ronda de golf trae consigo muchas satisfacciones. De igual manera, preparemos una buena estrategia de venta, de publicidad y promoción; que sea planeada, en tiempo y forma, de manera que permita a nuestros negocios abrirnos nuevas posibilidades de al consolidar la imagen de nuestras marcas.
Deja un comentario