El pensamiento creativo en marketing se refiere a la capacidad de generar ideas innovadoras y estrategias originales para promocionar productos o servicios de manera efectiva. Implica romper con las convenciones tradicionales y buscar enfoques novedosos para captar la atención del público objetivo. Aquí hay algunos aspectos clave del pensamiento creativo en el contexto del marketing:

Pensamiento divergente: Es un proceso que persigue la generación de ideas creativas mediante la exploración de múltiples soluciones. En otras palabras, implica soltar ideas, anotarlas sin necesidad de un orden específico, y no sigue una respuesta lineal. Se trata de permitir que las ideas fluyan libremente, comúnmente conocido como una “lluvia de ideas”. Por ejemplo, al considerar un tenedor, se busca explorar diversas maneras de utilizarlo, como abrir puertas, comer, etc.

Pensamiento convergente: A diferencia del pensamiento divergente, se orienta hacia la búsqueda de soluciones específicas basadas en la información disponible. Este enfoque se puede aplicar, por ejemplo, en el ámbito médico, donde un médico, con acceso a una gran cantidad de información sobre casos y situaciones, puede abordar de manera diferenciada la resolución de problemas según la persona en cuestión, considerando factores como la edad u otros aspectos relevantes. La clave es cómo resolver el problema de manera única, aprovechando la información existente.

Pensamiento lateral: Implica combinar diversas ideas para originar una nueva. Un ejemplo destacado es Steve Jobs, quien fusionó conceptos como teléfono, correo y audio para generar innovadoras ideas. Un caso adicional de pensamiento lateral es el chocolate en forma de huevo con un premio adentro, donde se integra un juguete con un snack para crear un producto completamente nuevo. El pensamiento lateral consiste en aplicar de manera única elementos ya existentes.

Pensamiento emergente: Es una expresión natural y desordenada, típica del pensamiento cotidiano que surge mientras realizamos diversas actividades, como conducir o caminar. Durante estos momentos, las ideas fluyen de manera espontánea, sin una conexión muy clara entre ellas. Aunque estas ideas pueden parecer más como ocurrencias sueltas, constituyen una forma de pensamiento que se caracteriza por la ausencia de un orden lógico predefinido.

Pensamiento 180°: Implica concentrarse en fomentar la creatividad a partir de la perspectiva opuesta. Por ejemplo, si estás vendiendo colchones, la aproximación convencional sería resaltar sus características suaves, espaciosas y cómodas. En cambio, el pensamiento 180° consiste en destacar creativamente aspectos opuestos, como la incomodidad y dureza, ofreciendo una perspectiva novedosa y distintiva.

Pensamiento 180 mph: Se refiere a la rapidez en la generación de ideas, orientándose hacia un enfoque temporal más acelerado. En este contexto, se trata de generar ideas en un período de tiempo limitado, como en unas pocas horas, sin dedicar tanto tiempo a evaluar la calidad de cada idea detenidamente.

Además, se destacan algunos elementos clave para desarrollar un pensamiento creativo, los cuales son:

Contar con todos los detalles sobre la persona, el comprador y la competencia es crucial, independientemente del enfoque de pensamiento. La búsqueda de referencias, como el conocido “moodboard” en publicidad, que consiste en un tablero de inspiración con elementos visuales y conceptuales, ayuda a alinear y fundamentar la base de manera efectiva.

Finalmente, escribe tus ideas antes de implementarlas para evitar errores y definir la voz de la marca. Trabajar en equipo es esencial, ya que la colaboración de diversas habilidades contribuye al éxito del proyecto, especialmente en la actualidad.

Tener un buen pensamiento creativo es crucial porque permite destacarse en un entorno saturado, captar la atención del público, generar ideas originales para promocionar productos o servicios de manera efectiva. La creatividad publicitaria es clave para destacar en un mercado competitivo.